En 1981 en la capital de Rusia, es decir, en Moscú había más de 35 mil edificios y cada uno tenía su historia. Las casas habían echado profundas raices en el suelo moscovita y parecían estar indisolublemente aferradas a sus cimientos. Sin embargo, en algunas ocasiones, como por milagro, pero en realidad, por voluntad del hombre, las casas salen de viaje.Una de las primeras en hacerlo fue la sede del Comité Ejecutivo del Soviet de Moscú que en 1939, cuando se modernizaba la Calle Gorki, o sea, la calle Tverskaya de entonces, fue corrida 14 metros al fondo de la calle. Cuarenta años después, otra casa en la misma calle, la sede del diario “Trud” se desplazó más de 30 metros. Sin embargo, ninguna había batido la marca como aquélla construida en madera sobre cimientos de piedra blanca ubicada en el Callejón Starokoniúshenni № 36. Ya a finales del siglo pasado, esta casa fue exibida en la muestra “Arte ruso de tallado en madera” que transcurrió en Paris y ganó un premio por su inusitada arquitectura. La casa hecha por el arquitecto Gunn está adornada con originales tallados.
jueves, 8 de enero de 2009
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